El año nuevo viene con cambios

Las primeras Navidades lejos de casa, con calor abrasador, en bikini, con paseos por la playa y baños en el río. Se hace extraño, lejos de la familia y las amistades, echando en falta el cordero navideño y el roscón de Reyes. El comer uvas rodeada de gente haciendo lo mismo…
Pero he tenido unas Navidades maravillosamente felices, disfrutando de una compañía increíble, trabajando feliz, luchando por acabar la faraónica obra del FIVE SENSES. Mucho dinero cayó perdido, otro dinero no lo quise ni negociar. La cuestión es que comenzar este año mucho más pobre que el año pasado no puede hacerme infeliz mientras Mario cocina la cena. La tranquilidad de este momento después de meses de demasiado estrés me devuelve a la vida.
Hubo mañanas que me levantaba deseando tirar la toalla y huir lejos… Pero al final fue un breve viaje que me devolvió a mi trocito de tierra en el Pacífico Sur de Costa Rica. Ahora, a toro pasado, una se da cuenta de que las cosas que tienen que ocurrir son inevitables, y que lo que la realidad supera la ciencia ficción.
Se acabó el curso escolar con los niños de Biología Marina del Flor de Bahía… deja de llover y empieza el verano. Es un nuevo año el que empieza mientras llegan nuevas aves migratorias a esta parte del mundo, cruzando de Sudamérica a Norte América, para llegar al comienzo de la primavera.
Los días pasan veloces entre besos y trabajo, duchas compartidas y charlas a la luz de las velas, sintiendo que el corazón se recompone y vuelve a latir con fuerza. Conversaciones que se alargan hasta las 3 de la mañana por el simple gusto de conversar y acariciarse. Y dormir abrazados otra noche más.
Y las ausencias de horas se vuelven casi interminables, porque no puedo dejar en él más de 20 minutos seguidos. Pero al final regreso y él está ahí esperándome con la cazuela lista, unos metros más de jardín arreglado, menos trabajo que hacer, con los perros saltando por el nuevo jardín, que cada día se ve más bonito.
Y así casi volado se fueron los últimos tres meses, y llega el Año Nuevo sin casi darse cuenta.
Así que casi dentro de nada abrimos el FiVE, a falta sólo de algunos detalles, que se acabarán austeramente y con mucho mimo, esperando la llegada de los amigos que vienen a echar un cable, cuando lo único que hace falta son manos bien dispuestas, un poco de cariño a la hora de hacer las cosas, y buenas intenciones e ideas.
Así que con suerte pronto vienen los De la Lama al rescate. Mallorquines de pro con habilidades de acabado de albañilería profesional.
Esperando el regreso de nuestra amiga Nuria, cargada de buenas energías y su sonrisa increíble, sus dotes gastronómicas y su confianza plena. Ya sacamos el polvo al cajón flamenco, y tenemos el círculo de fuego para sentarnos a cantar y tocar. Y para bailar alrededor si se tercia, claro. El didgeridoo te espera, yo no le he podido sacar ni una nota, y necesita una mano de pintura con dos mentes creativas y dos buenos pinceles. Vas a ver qué cambio, y qué b0onito está quedando todo.
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He añadido unas fotos nuevas a la galería para que podáis apreciar el avance. Ya se ve, está ahí… con sus paredes, sus techos… es un sueño loco que se rompió por la ambición, el miedo, la inseguridad, la dejadez, y la estupidez humana. Así que ahora vivo con los aires frescos de nueva etapa mucho más tranquila y feliz, que era lo que yo venía a buscar aquí.

Y mientras los perros no dejan de juguetear alocados, y suena Cachao con su ritmo cubano, les doy las buenas noches,
la ya casi tica


Susana.


PD: Se me olvidó deciros que estoy enamorada… o ya lo intuisteis?